No Sex

El profeta. El profeta se encarna en un dinosaurio y se expresa a través de escarcha activada con agua mineralizada en proceso de ebullición. La escasez de ésta hace nimia la posibilidad de la aparición profética, hasta que un aymara tiene el coraje de regar un árbol destinado a morir. Es en este instante, en el que es pronunciada simultáneamente la palabra del único misterio negado. Siempre. Coinciden la primavera y el otoño. Somos capaces de escuchar la conjunción a 21.000 Hz. La sobreestimulación sonora nos está abriendo barreras, y el gobierno está desesperado.

El árbol. El árbol comienza a brillar. Su tronco se bifurca, se abre un espacio vaginal. La savia comienza a a apresurarse, a correr por las venas agitadamente, comienza a brotar y, con ella, la información de la eternidad se volatiliza. Los alquimistas estaban en lo cierto y hoy descubrimos que es esta base de datos perdida la que alguna vez fue llamada 'flogisto'.

Las flechas de los guerreros aymaras hoy renacidos corren velozmente por el aire y rompen lentamente el árbol. Se queja, se retuerce y gime. No es más que un orgasmo femenino. Constante, sin detención. De segundos, minutos, de horas.

Sólo ellos lo recuerdan. El Estado ha olvidado borrar de sus memorias la relación coital. Ha llegado a sus mentes el orgiástico deseo. El pueblo aymara no puede contenerlo.

De todas las razas, de todos los pueblos y culturas, sólo ellos saben qué se siente. Sólo ellos lo recuerdan.

El experimento. El experimento está inconcluso. La decadencia absoluta ya no es culpa de las máquinas ni de la sobrepoblación ni de la guerra acuática. La decadencia es producto del llamado no-sex. Del desaparecido sexo. Su existencia es nula y la reproducción artificial.

El cable. El cable introducido en los hombres por el ano y en las mujeres por la vagina ha arrasado con toda producción hormonal. El cable es suficiente para satisfacer, aunque inconscientemente, el deseo sexual. Éste, en realidad, es sólo parte de la imaginación del jefe de proyecto, el único habitante chileno libre (o preso) del cable.

El profeta. El profeta ha reunido todo el acontecer mundial. El profeta es prehistoria, es universo y creación, es destrucción y libertad.

La escarcha brilla bajo el árbol, la escarcha nace. No. La escarcha es el parto. Es transparente. El dinosaurio es transparente. Un terremoto se aproxima y el profeta se hace visible. Todos y cada uno de los humanos caen arrodillados. Todos los hojales explotan.

El profeta es poros. Poros. Poros y sebo. Cada una de sus células pertenecen a un humano.

Los cables son retirados bruscamente de los esfínteres. Se crean algunas heridas, la sangre brota de las llagas.

El profeta ha llegado y junto con él, renace el deseo carnal. Porque del profeta emana el olor de cada uno de nosotros. Y es nuestro propio sudor el que nos pervierte, el que nos 'orgasmiza'.

Hombres y mujeres tocándose. El movimiento vertical de las manos de los hombres y el movimiento circular de las manos de las mujeres. El movimiento de las caderas. La masturbación.

La imagen es hermosa.

El profeta. El profeta es un monstruo, es la humanidad. Es él quien la reúne. Es su risa y su aliento putrefacto el curso de la humanidad.

Nuevamente la masturbación. El clímax. El clímax es simultáneo. El orgasmo es múltiple y nadie queda atrás. Un gemido acompañado de una lágrima de dolor. Comienza la explosión. El Universo ha sido creado.