Síntesis de una vida ficción
1. Dando órdenes de las que no se sentía seguro, Pablo aparecía petulante tras un montón de papeles que parecían ser el guión malo de algún amigo al que le debía un favor
2. Sentado en el primer banco, permanecía en silencio Pablo escuchando una clase dictada por un alemán al que se le entendía la mitad de lo que hablaba. Aburridísimo de escuchar un pésimo español que retumbaba en las paredes sucias, que se absorbía en las cortinas desteñidas y que se filtraba por los vidrios rotos del campus de la Universidad a la que llevaba asistiendo más de una década, Pablo arregla sus cosas y pasa casi desapercibido por detrás del profesor. Permiso.
3. Ansioso por un cigarrillo, corta la tercera parte de un Smoking, saca su tabaco del paquete azul, comienza a armar mientras se le viene a la mente “la ley del duende: el que enrola, enciende”. Sonríe, busca el encendedor y prende un cigarrillo mal armado, lleno de saliva. Entre decepcionado y enojado opta por la mejor y más fácil opción. Busca su pipa en el cajón del velador. Fuma tranquilo.
4. El remordimiento que le provoca el “no producir nada” al leer literatura ficción lo obliga a dejar los relatos emarianos a un lado y ponerse a estudiar. La luz del sol que se filtra por su ventana le permite la lectura hasta que, mientras oscurece, Pablo se encierra, prende la luz del escritorio y no para de ingresar información de textos que él mismo reconoce aburridísimos hasta que sus ojos rojos de política marcada en sus pupilas se cierran, su boca se abre en un relajo total y su cabeza cae pesada sobre el cuaderno de anotaciones.
5. Como si incansablemente pelotas de tenis cayeran en su nuca, Pablo descubre al despertar a las 10 de la mañana, que la saliva que ha caído mientras dormía ha arruinado por completo sus apuntes tomados la noche anterior.
No recuerda haber escrito la única frase que sigue legible: “agregar conocimiento es agregarnos más y más capas de incomprensión, es dificultarnos el trabajo todavía más”.
6. El mundo académico es lo de Pablo. A sus 34 años, se desvela estudiando, preparando informes, trabajos, presentaciones… La historia, la política, los “problemas del mundo” carcomen su tiempo, y a veces se siente culpable de no ser un chileno normal, de no ser un ciudadano normal. La idea del encierro en una oficina gris de 9 a 19 horas le repugna y, a la vez, hace crecer en él un sentimiento asqueroso de “deber”.
7. Pablo bajo la sombra de una roca, sobre arena gruesa, acompañado de una casi niña 19 años menor que él.
Un poco como volver a la intensidad de las emociones de la adolescencia, Pablo entraba sensualmente en un éxtasis mental provocado por la espuma sobre su pálido cuerpo.
8. Un cosquilleo que hace mucho no sentía, subía por la espalda de Pablo mientras se atrevía a confesarle a ella la fuerte atracción que hace unas semanas crecía en él.
Todo perfecto: un sol radiante bañaba el mar mientras una casi imperceptible brisa acariciaba la arena, el sonido del mar que revienta en las rocas, el sabor salado de los labios de quien lo abrazaba y besaba dulcemente.
9. Sentado en la mesa de una familia que le pertenecía a medias, Pablo era el único que hablaba con la verdad.
Las expresiones gringas entremezcladas con el español hacían sonreír, y su soberbia mal ocultada era un rasgo determinante en la descripción de “bicho raro que me encanta” que le haría secretamente la joven de falda blanca a su amiga cómplice.
10. Mientras el corazón aumentaba la fuerza de sus latidos, abrazado a la firme cintura de una mujer de piel dorada, Pablo daba su primer paso de Tango. Casi en estado orgásmico, Pablo se sentó a una mesa vacía con los bandoneones retumbando en su cabeza. Borracho, una mezcla de sabor a tabaco y alcohol en su boca lo hizo sentir miserable.
Estaba casi amaneciendo cuando se encontró orinando en la esquina de algún barrio bohemio en una ciudad desconocida. Pablo, en 3 horas más, debía presentar su tesis.
11. A las 9 de la mañana, Pablo y una jovencita de uniforme entraban en una cabaña en las afueras de una ciudad del norte de Chile.
No les faltaba nada; reinaba el silencio cuando Pablo estalló en una carcajada porque el chocolate que traía de regalo se había derretido por completo. Ok, hasta aquí no más me llegó la galantería.
Era un día frío y no se explicaba cómo había ocurrido tal cosa.
Fumaban mientras él le besaba la espalda, la cintura y las caderas.
12. Pablo se sentía observado en la casa de su prima, y le incomodaba el tener que maniobrar secretamente para llevar a cabo sus asuntos.
Ajeno, inadaptado, hasta viejo se sintió cuando se percató del rechazo que los demás le oponían.
Decidió partir enseguida cuando se enteró de que su gato se encontraba absolutamente solo. El compañero incondicional de Pablo corría peligro y la desesperación que le provocaban las 6 horas de distancia lo invadió.
13. Pablo la besaba y acariciaba con brusquedad, impacientemente la desnudaba sin evitar la dulzura con que sus manos se movían.
Pablo hacía el amor con fuerza, no con brutalidad.
El roce de su cuerpo con el de la muchacha le inspiraba una potencia que, mezclada con la inocencia de su compañera, culminaba en un éxtasis que se prolongaba hasta la despedida.
14. Más tarde, Pablo descubriría que la emoción que sentía en las horas previas al encuentro con ella, provocaba un calor corporal tan intenso que había sido capaz de derretir el chocolate.
15. Pablo explota en mil pedazos. Su gato, por instinto, los reconstruirá como un rompecabezas obteniendo como resultado un mutilado y monstruoso ser de otro tiempo.
1. Dando órdenes de las que no se sentía seguro, Pablo aparecía petulante tras un montón de papeles que parecían ser el guión malo de algún amigo al que le debía un favor
2. Sentado en el primer banco, permanecía en silencio Pablo escuchando una clase dictada por un alemán al que se le entendía la mitad de lo que hablaba. Aburridísimo de escuchar un pésimo español que retumbaba en las paredes sucias, que se absorbía en las cortinas desteñidas y que se filtraba por los vidrios rotos del campus de la Universidad a la que llevaba asistiendo más de una década, Pablo arregla sus cosas y pasa casi desapercibido por detrás del profesor. Permiso.
3. Ansioso por un cigarrillo, corta la tercera parte de un Smoking, saca su tabaco del paquete azul, comienza a armar mientras se le viene a la mente “la ley del duende: el que enrola, enciende”. Sonríe, busca el encendedor y prende un cigarrillo mal armado, lleno de saliva. Entre decepcionado y enojado opta por la mejor y más fácil opción. Busca su pipa en el cajón del velador. Fuma tranquilo.
4. El remordimiento que le provoca el “no producir nada” al leer literatura ficción lo obliga a dejar los relatos emarianos a un lado y ponerse a estudiar. La luz del sol que se filtra por su ventana le permite la lectura hasta que, mientras oscurece, Pablo se encierra, prende la luz del escritorio y no para de ingresar información de textos que él mismo reconoce aburridísimos hasta que sus ojos rojos de política marcada en sus pupilas se cierran, su boca se abre en un relajo total y su cabeza cae pesada sobre el cuaderno de anotaciones.
5. Como si incansablemente pelotas de tenis cayeran en su nuca, Pablo descubre al despertar a las 10 de la mañana, que la saliva que ha caído mientras dormía ha arruinado por completo sus apuntes tomados la noche anterior.
No recuerda haber escrito la única frase que sigue legible: “agregar conocimiento es agregarnos más y más capas de incomprensión, es dificultarnos el trabajo todavía más”.
6. El mundo académico es lo de Pablo. A sus 34 años, se desvela estudiando, preparando informes, trabajos, presentaciones… La historia, la política, los “problemas del mundo” carcomen su tiempo, y a veces se siente culpable de no ser un chileno normal, de no ser un ciudadano normal. La idea del encierro en una oficina gris de 9 a 19 horas le repugna y, a la vez, hace crecer en él un sentimiento asqueroso de “deber”.
7. Pablo bajo la sombra de una roca, sobre arena gruesa, acompañado de una casi niña 19 años menor que él.
Un poco como volver a la intensidad de las emociones de la adolescencia, Pablo entraba sensualmente en un éxtasis mental provocado por la espuma sobre su pálido cuerpo.
8. Un cosquilleo que hace mucho no sentía, subía por la espalda de Pablo mientras se atrevía a confesarle a ella la fuerte atracción que hace unas semanas crecía en él.
Todo perfecto: un sol radiante bañaba el mar mientras una casi imperceptible brisa acariciaba la arena, el sonido del mar que revienta en las rocas, el sabor salado de los labios de quien lo abrazaba y besaba dulcemente.
9. Sentado en la mesa de una familia que le pertenecía a medias, Pablo era el único que hablaba con la verdad.
Las expresiones gringas entremezcladas con el español hacían sonreír, y su soberbia mal ocultada era un rasgo determinante en la descripción de “bicho raro que me encanta” que le haría secretamente la joven de falda blanca a su amiga cómplice.
10. Mientras el corazón aumentaba la fuerza de sus latidos, abrazado a la firme cintura de una mujer de piel dorada, Pablo daba su primer paso de Tango. Casi en estado orgásmico, Pablo se sentó a una mesa vacía con los bandoneones retumbando en su cabeza. Borracho, una mezcla de sabor a tabaco y alcohol en su boca lo hizo sentir miserable.
Estaba casi amaneciendo cuando se encontró orinando en la esquina de algún barrio bohemio en una ciudad desconocida. Pablo, en 3 horas más, debía presentar su tesis.
11. A las 9 de la mañana, Pablo y una jovencita de uniforme entraban en una cabaña en las afueras de una ciudad del norte de Chile.
No les faltaba nada; reinaba el silencio cuando Pablo estalló en una carcajada porque el chocolate que traía de regalo se había derretido por completo. Ok, hasta aquí no más me llegó la galantería.
Era un día frío y no se explicaba cómo había ocurrido tal cosa.
Fumaban mientras él le besaba la espalda, la cintura y las caderas.
12. Pablo se sentía observado en la casa de su prima, y le incomodaba el tener que maniobrar secretamente para llevar a cabo sus asuntos.
Ajeno, inadaptado, hasta viejo se sintió cuando se percató del rechazo que los demás le oponían.
Decidió partir enseguida cuando se enteró de que su gato se encontraba absolutamente solo. El compañero incondicional de Pablo corría peligro y la desesperación que le provocaban las 6 horas de distancia lo invadió.
13. Pablo la besaba y acariciaba con brusquedad, impacientemente la desnudaba sin evitar la dulzura con que sus manos se movían.
Pablo hacía el amor con fuerza, no con brutalidad.
El roce de su cuerpo con el de la muchacha le inspiraba una potencia que, mezclada con la inocencia de su compañera, culminaba en un éxtasis que se prolongaba hasta la despedida.
14. Más tarde, Pablo descubriría que la emoción que sentía en las horas previas al encuentro con ella, provocaba un calor corporal tan intenso que había sido capaz de derretir el chocolate.
15. Pablo explota en mil pedazos. Su gato, por instinto, los reconstruirá como un rompecabezas obteniendo como resultado un mutilado y monstruoso ser de otro tiempo.
7 comentarios:
pablo se corta la yugular
pablo está loco
EL INFIERNO ESTÁ EN LOS ÁNGULOS
soy sebastián barros barros x si acaso
EL INFIERNO ES AMAR DESESPERADAMENTE A ALGUIEN Y NUNCA JAMÁS SER CORRESPONDIDO
auch... que fuerte esto ultimo.
Es como un puntapie en... una parte querida del cuerpo eso del Infierno es Amar desesperadamente a alguien y nunca jamás ser correspondido.
puedo decir mas...wait
*wena po afro! ia shh es ke lei lo de afuera ni lo vi =S pro no habia ni una foto xD o si? en fin eso po kjaka ke penaa entraste ayer al kole xD io entro mñn ¬¬` i eso me aburri xD
No se si tu relato me dejo mas positivo o negativo...
Empezar marzo con un tropiezo es lejos algo horripilante, pero supongo que el resto será al contrario...i think.
Chascona, conectate alguno de estos dias para charlar mejor jajaja... Good luck and Good Night
Mi querida otra mitad,
porque nos deslumbras de esa manera?
No me gusta no tenerte a mi lado, TE QUIERO EXCLUSIVAMENTE PARA MI!!!!
cásate conmigo
hablamos y espero verte con magnesio en tus pequeñas y hermosas manos.
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